Diego quería tener una mascota. Al no poder ser ni perro ni gato por no tener las condiciones para poder cuidarlos bien (ni casa adecuada ni tiempo), empezó a pensar en pájaros, peces, tortugas o hamsters.
Un día, hojeando un periódico local, vi un artículo sobre “jerbos”. Sabía lo que eran pero no que se podían tener como mascota. Me pareció que eran animales más auténticos que los hamsters o los ratones y, de hecho, los jerbos siguen viviendo en estado salvaje.
Y es de estos jerbos de los que os queremos hablar, de los salvajes, aunque las fotos serán de los nuestros, de los más de cien que conseguimos criar.
Pero sigo con la historia. Cuando le hablé a Diego de los jerbos le gustó el tipo de animal que le describí. Fuimos a una tienda cercana, los vio y se entusiasmó con ellos.
Todavía recuerdo el día que los compramos, con la ilusión que iba a por ellos y como los llevaba a casa como si fueran tesoros. La verdad es que son unos preciosos ratoncitos salvajes, pero a la vez muy graciosos y fáciles de cuidar y manejar.
De todas formas os contaremos la vida de los jerbos en su estado natural que es lo suyo porque de lo que hacen como mascotas hay muchísima y buenísima información en internet. Además esta es una página de animales “normales”, pero salvajes.